10/04/19

Cuban Art News: Havana Biennial Preview: Independent, Collateral, and Official

Press Release

As the Havana Biennial opens Friday, a look at some of the shows opening with it…

Intersecciones

Factoría Habana

O’Reilly #308 e/ Habana y Aguilar, Habana Vieja

Curated by Factoría Habana director Concha Fontenla with Isabel Moura Mendes and Natalia Palombo, Intersections is the third of three exhibitions bringing art into collaboration with other disciplines.

 

The show brings together ten Cuban artists—including Alexandre Arrechea, Yoan Capote, Carlos Garaicoa, and the two former members of Los Carpinteros, Marco A. Castillo and Dagoberto Rodríguez—with artists, architects, and designers from Mexico and Africa.

According to a statement on Facebook, the works in Intersections “go beyond categorizations, genres, or preconceived ideas to question the privileged place that Western modernity occupies, and its dictates on cultural representation.”

09/03/19

Actuantes – Evelyn Viamonte Borges

Review

FUERA DEL JUEGO de DAGOBERTO RODRÍGUEZ Y ABEL GONZÁLEZ MELO

 

El “caso Padilla” significó un antes y un después en el largo y doloroso camino de la censura a los artistas e intelectuales que el gobierno de Cuba ejerce desde 1959. Baste recordar la auto-inculpación pública que protagonizó el poeta Heberto Padilla justo después de ser liberado el 27 de abril de 1971 y que significó el punto de arranque a las políticas culturales que se adoptaron en la isla y el recrudecimiento de la represión ideológica al mundo de la cultura. Cuando conversaba con mis amigos en Cuba sobre todas las farsas montadas por el gobierno para desacreditar a los opositores en sus versiones oficiales, solía pensar que con la muerte del dictador habría que re-escribir la historia de Cuba del último siglo. El dictador ha muerto pero las cosas en Cuba parece que no cambian demasiado en este aspecto.

Fuera del juego es el resultado de una investigación que recupera una página importante de esta historia: la triste historia de la censura en Cuba. Con el concepto artístico y la producción del artista cubano Dagoberto Rodríguez, y el texto y la puesta en escena del también cubano Abel González Melo, Fuera del juego se nos presenta sencilla e íntima, una suerte de “ficción documental” según las palabras de Abel al programa de mano; un texto rico, una concepción de puesta en escena muy cuidada y unas actuaciones sin fisuras hacen de esta obra una delicia para el espectador a pesar de su temática tan tremenda.

Fui a ver su primera función en el estudio del artista Dagoberto Rodríguez; una pequeña salita al fondo nos acogió con las Fuerzas Armadas cubanas desfilando por una enorme pantalla e imágenes de archivo de la época “soviética” en Cuba. Recordé entonces el furor que se respiraba en aquellos tiempos de mi infancia y el estrepitoso fracaso que sobrevino después. Luego me atraparon los actores y no me abandonaron más: Yadier Fernández, Ginette Gala y Rey Montesinos, encarnan los tres personajes alrededor de los que gira esta historia: el poeta, su esposa y compañera, y su censor, ese “compañero que lo atiende”; tres excelentes interpretaciones para una puesta dinámica y sobria, cercana y profunda, en la que asistimos al proceso inquisitorial, a los juegos hipócritas y mentirosos del poder y a la fractura de un ser que nunca más se logró recomponer.

Reconozco que esta breve crónica llega también con cierto desfase, como si a destiempo viniera a su vez a reivindicar. Pero la suerte aciaga me ha dejado sin ordenador muchos días y sólo ahora consigo recobrar el gustoso aroma de aquella noche para escribir estas líneas. Esta obra vendrá a nuestros teatros de Madrid, estad atentos, porque es preciso recuperar la memoria de la isla, entender su presente.

 

Evelyn Viamonte Borges

02/03/19

Fuera del Juego – Crítica de Diana Cuellar Ledesma

Review

El pasado 2018 conmemoramos medio siglo de un año que marcó la lucha social en muchos lugares del planeta, incluido mi país, México, en donde, a tenor de la película Roma, también ha venido a la memoria la oprobiosa masacre de estudiantes de 1971. En tal contexto es pertinente y necesario conocer una serie de hechos que se vivieron en Cuba, país cuya revolución inspiró gran parte de los movimientos sociales (especialmente en AmLatina), en esos mismos años. La película Memorias del subdesarrollo de Tomás Gutiérrez Alea se estrenó en 1968 y era ya, a menos de 10 años del triunfo revolucionario, un agudo y crítico comentario sobre la situación en Cuba. En 1968 el libro Fuera del Juego, del poeta Heberto Padilla, ganó el premio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, un acontecimiento que sucitó agitación entre la intelectualidad y entre el aparato político de la isla. En 1971, y tras años de acoso y espionaje, Padilla y su esposa, la poeta Belkis Cuza Malé, fueron encarcelados y acusados de actividades subversivas y contrarrevolucionarias. Al escritor le fueron decomisados los manuscritos de dos libros: Provocaciones y Los héroes pastan en mi jardín. El gesto represivo del régimen cubano causó la indignación y varios pronunciamientos de la intelectualidad a nivel internacional. Ante tal presión, y tras más de un mes de detención, Padilla fue liberado, pero la coerción del régimen lo obligó a ejecutar un teatral mea culpa en la Unión de Escritores. En él, Padilla no sólo renegó de sus obras e ideas, sino que señaló a otros escritores e intelectuales, incluida su pareja, por sus actitudes contrarrevolucionarias. Un auténtico juicio de Moscú que dejaba claro que el régimen cubano no tenía espacio para un arte fuera de la propaganda, para la crítica ni para la libertad del pensamiento y las subjetividades. Gracias Dago Rodríguez y todo el equipo de Fuera de Juego por el preview de esta cuidada puesta en escena. Además de las cualidades intrínsecas de la obra, tuvimos el privilegio de apreciar invaluable e inédito material de archivo. El ángel de la historia les aplaude.

 

Diana Cuellar Ledesma

 

 

28/02/19

The Arco fair in Madrid: History keeps a lot of artists awake at night

Interview

Judith Benhamou-Huet Reports:

The group known as Los Carpinteros now refers to a collective of two Cuban artists who have become international art stars. Although they continue to exhibit together, like at the Phillips Collection in Washington next October, their new productions will from now on be separate. Marco Valdes (born in 1971) has decided to return to live in Cuba whilst Dagoberto Rodriguez (born in 1969) has been living in Madrid for the past ten years.

He is presenting under his own name at the booth of Peter Kilchmann from Zurich twelve famous slogans from the Cuban revolution made using sophisticated metal cladding, evoking the design of the old American automobiles still in circulation on the island.

It’s an association that sums up the state of the country (on sale for between 10,000 and 25,000 dollars).

Dagoberto Rodriguez explains his new creations:

 

26/02/19

Fuera del Juego – Crítica de Suset Sanchez

Review

Estremecedora, vibrante y absolutamente empática anoche la presentación de la pieza teatral “Fuera de Juego” en el estudio de Dagoberto Rodríguez. Una puesta en escena mínima pero muy cuidada, en un ambiente íntimo y cercano. El texto, con matices, desde el momento cero repara en su naturaleza metatextual y en su condición ficcional, acotando el género documental para advertir al espectador sobre el carácter del espectáculo que está presenciando, una recreación de los sucesos y estados mentales que rodearon al “Caso Padilla”. Lo más impactante la demoledora vigencia de las escenas y el terrible relato de la vigilancia, el control, la censura y los métodos de represión del Estado totalitario que se hacen tan evidentes hoy como entonces. Un texto de profunda sensibilidad de Abel González Melo, con un diseño artístico de hermosa sutileza y transiciones visuales precisas de Dagoberto Rodríguez y técnica de Daniel Martín. Y especialmente las interpretaciones excelentes de Yadier Fernández como Heberto Padilla, de una fuerza que interpelaba con dolor al público para compartir la angustia del personaje; Ginnette Gala, una fragilidad emotiva muy conseguida en el personaje de Belkis, y sobrecogedora, excepcional, de imponente maestría la actuación de Rey Montesinos desdoblada en un omnipresente “el compañero que te atiende”, con pliegues a la historia donde aparece Guillén y otras encarnaciones de los múltiples sujetos que administran el control del Estado sobre los cuerpos de los ciudadanos. Una obra de cruda actualidad tras este domingo triste que ha experimentado un simulacro de democracia, y en momentos en los que el decreto 349 repite la tragedia de la historia para los intelectuales y los artistas en Cuba… Gracias Carmen Hidalgo por la invitación y la coordinación!!!

Suset Sanchez

24/02/19

New York Times: El faro caído: la Revolución cubana y la izquierda latinoamericana

Article

La Revolución cubana ofreció a América Latina una vía efectiva de llegar al poder y un modelo de gobierno que inspiró a las izquierdas del continente. Sin embargo, el reciente referendo constitucional muestra que Cuba aún no está decidida a homologarse con las democracias de la región.

Este es un ensayo de Revolución 60, una serie que examina las seis décadas de la Revolución cubana. La sección reúne a escritores, intelectuales, artistas, protagonistas, disidentes y partidarios de la Revolución para discutir su papel en el desarrollo histórico de América Latina y sus relaciones con Estados Unidos en los últimos sesenta años.

CIUDAD DE MÉXICO — Faro tumbado, una pieza de Los Carpinteros, un colectivo compuesto por dos artistas cubanos, consiste en un faro caído, dispuesto en la mitad de una sala de museo. La torre proyecta una luz brillante que se alarga a ras de suelo.

Esta obra capta con nitidez lo que ha sucedido en la relación entre América Latina y Cuba: el faro cubano ha caído y la luz que antes emanaba de la isla hacia la región ahora empieza a ir en sentido inverso.

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El referendo constitucional del domingo 24 de febrero —el primer ejercicio más o menos democrático de la isla en casi medio siglo— es una muestra de ello: las democracias latinoamericanas (con sus aciertos y limitaciones) empiezan a influir en la pequeña isla del Caribe que durante seis décadas exportó la idea dominante de izquierda en la región.

La Revolución cubana ofreció a América Latina una vía para llegar al poder (la lucha armada) y un modo de enfrentar los graves problemas económicos y sociales de la región (el socialismo). Pero la alternativa cubana se volvió obsoleta muy pronto: con el cambio de siglo, la izquierda latinoamericana comenzó a reducir la influencia cubana a un apoyo retórico o económico en la “lucha contra el bloqueo” de Estados Unidos.

Cuba fue una inspiración para las izquierdas latinoamericanas y la metáfora de la isla como “faro luminoso de la lucha antimperialista” se incrustó en el imaginario durante la Guerra Fría. Pero en la práctica nunca fue un modelo de gobierno ni un modelo constitucional que se replicara en otros países. A sesenta años del triunfo de la Revolución, Cuba se quedó sola. Y es tiempo de que empiece a homologarse de una vez por todas con las democracias de América Latina.

Ese fue uno de los objetivos detrás de las reformas a la constitución cubana (que incorporará 229 artículos), que casi con total seguridad serán refrendadas hoy con la victoria del sí. Con este resultado, la constitución empieza a cambiar y se hace un poco más inclusiva. Pero no cambia lo suficiente ni cambia en lo más importante.

Además de la preservación del partido único y la elección indirecta del jefe del Estado, la nueva constitución reproduce las trabas al crecimiento del sector no estatal de la economía, a la autonomía de la sociedad civil y a los derechos de las comunidades negra, LGBTQI y ambientalista. La cubana sigue siendo una constitución tan distante de los proyectos de izquierda democráticos de América Latina como del socialismo de mercado chino o vietnamita.

Los gobernantes cubanos no se atreven aún a optar plenamente por el camino democrático. Y si no lo hicieron cuando predominaban los gobiernos de izquierda, durante la primera década del siglo XXI, menos lo harán ahora, cuando asciende una nueva derecha en el continente. Una vez más, la trama geopolítica sirve de subterfugio al inmovilismo del poder cubano.

Esta es una mala noticia para Cuba: en vez de caminar hacia la democracia, se resigna a ser un museo de la Guerra Fría, con una constitución anacrónica y un modelo de gobierno que en la práctica nunca funcionó.

Luego de la entrada de los barbudos de la Sierra Maestra en La Habana, en enero de 1959, la isla se convirtió en la evidencia de que un diminuto grupo de revolucionarios era capaz de armar una guerrilla con base social campesina y derrotar una dictadura militar de derecha. Ese modelo tuvo un impacto decisivo en América Latina e intentó replicarse a lo largo del continente.

La juventud de la región, lo mismo bajo dictaduras como las de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana y Miguel Ydígoras Fuentes en Guatemala, o democracias como las de Rómulo Betancourt en Venezuela y Alberto Lleras Camargo en Colombia, adoptó la vía armada por influencia o instrucción de Fidel Castro y Ernesto Guevara, quienes se convirtieron en los jefes definitivos del socialismo continental.

Del Caribe al Cono Sur, de México a los Andes, las izquierdas nacionalistas, populistas o católicas, y algunos partidos comunistas, transitaron a un marxismo guerrillero más antimperialista y descolonizador que prosoviético.

La lista de guerrillas latinoamericanas diseñadas por el equipo del comandante Manuel Piñeiro en La Habana es larga, pero basta mencionar las que el Che Guevara citaba en su famoso “Mensaje a la Tricontinental”: las de Jorge Ricardo Masetti en Argentina; Luis de la Puente Uceda y Guillermo Lobatón en Perú; Turcios Lima, César Montes y Yon Sosa en Guatemala; Camilo Torres y Manuel Marulanda en Colombia; Fabricio Ojeda, Douglas Bravo, Pompeyo Márquez y Américo Martín en Venezuela.

Sin embargo, una historia política más precisa de la influencia del modelo cubano en América Latina arroja que, si bien buena parte de la izquierda siguió la teoría del foco guerrillero, en cuanto llegó al poder no reprodujo el método político cubano: postergación indefinida de elecciones, concentración del poder, alianza con los soviéticos, instauración de un Partido Comunista único, restricción de libertades, fusilamientos, prisión de opositores.

Ninguno de los gobiernos de la izquierda latinoamericana durante la Guerra Fría (João Goulart en Brasil, Salvador Allende en Chile, Juan Velasco Alvarado en Perú o el Frente Sandinista de Liberación Nacional en Nicaragua) adoptó el modelo cubano.

Ni siquiera los sandinistas lo hicieron, a pesar de haber derrocado a Anastasio Somoza por medio de una revolución armada en 1979. Incluso desde la organización guerrillera, los sandinistas se apartaron de la experiencia cubana, aunque mantuvieron una colaboración estrechísima con La Habana. El propio Fidel Castro aconsejó a Daniel Ortega y a los líderes nicaragüenses que no siguieran la ruta cubana y optaran por una modalidad más flexible de economía mixta y pluralismo político, como la que se plasmó en la constitución sandinista de 1987.

Mientras Fidel Castro sobrevivía al colapso del socialismo en Europa del Este y a una hostilización desde Estados Unidos, la izquierda latinoamericana, desde la más moderada hasta la más radical, apoyaba a Cuba en el discurso (e incluso económicamente, como el caso de Venezuela). Pero pese a sus afectos hacia La Habana y a los Castro, las izquierdas de la región siguieron las reglas democráticas de sus países. Esa inserción en los sistemas electorales de cada país fue la que permitió la llegada al poder por vías democráticas a Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil o Tabaré Vázquez en Uruguay.

Con los gobiernos de la izquierda se repitió la paradoja de la Guerra Fría: todos fueron solidarios con Cuba, amigos y aliados de Fidel y Raúl Castro, pero ninguno, ni siquiera el gobierno de Hugo Chávez en el momento más radical del autoproclamado “socialismo del siglo XXI”, entre 2005 y 2010, reprodujo las pautas institucionales del sistema cubano.

El faro de la Revolución cubana ha colapsado, pero la dirigencia de la isla, ya sin un Castro en el poder, no quiere reconocerlo.

La nueva constitución no incorpora lo mejor del constitucionalismo latinoamericano de izquierda de los últimos años y persiste en un marco jurídico todavía muy endeudado con el modelo soviético. A treinta años de la caída del Muro de Berlín, y en medio del fracaso de sus aliados bolivarianos, Cuba sigue sin ser una democracia constitucional.