07/09/20

INTERIORS. An Intimate Immensity Curated by Octavio Zaya at Galerie Barbara Thumm

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Artists: Maria Magdalena Campos-Pons, Fernando Bryce, Claudia Padrón, Marlena Kudlicka, Dagoberto Rodriguez.

Isolation, loneliness, and depression are constantly fed by the insecurities and uncertainties that are not products of our imagination and fantasies but of the realities of our lockdown and confinement. We have never yearned for the touch of others, their embraces, their kisses, more than in these days. And those oppositions between “the private space and the public space, between the family space and social space, between cultural space and useful space, between the space of leisure and that of work”* have been eroded or blurred, and they seem to have lost their old sacred clarity… to become desolated scenes of nightmares, intimate immensities, solitude and alienation…

Under the cataclysms of our current conditions worldwide, there remains a connection between the individual psyche and memory, but also between the newly discovered personal space and the reality of the city and the world. Bachelard is still relevant for a reflexion on the imaginary of interiority and interior space. These days, the house is the center of our universe and the scenario of our imagination. The objects of our daily routines and delights find their way into social and political dimensions. Our memories are confounded with the realities of an unexpected world of systemic hate and violence. Each one of its rooms irradiates what we are, what we have been. And little domestic things, forgotten colors and smells, transport us to that immensity of the intimacy that we have lost. We try to give cohesion to such immensity, perhaps to formulate a theorem. In the long tunnel of our imagination, we are always trying to make sure that we are not banished from the realm of possibility. O.Z

https://bthumm.de/viewing-room/new-viewings/maria-magdalena-campos-pons-fernando-bryce-claudia-padron-marlena-kudlicka-dagoberto-rodriguez/

04/02/20

Rialta: Inauguran ‘Visión de túnel’, una exposición de Dagoberto Rodríguez en Madrid

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La exposición personal Visión de túnel, del artista visual cubano Dagoberto Rodríguez (Las Villas, 1969), estará abierta al público desde el 22 de enero hasta el 28 de marzo del presente año en Galería Sabrina Amrani de Madrid.

Sabrina Amrani, francesa de ascendencia argelina, inauguró en junio de 2011 la galería que lleva su nombre. Entre los objetivos de la misma destacan la representación de artistas emergentes y la organización de actividades sin fines de lucro.

La expo, primera en la categoría personal de Dagoberto Rodríguez en Sabrina Amrani, se interesa por edificar en acuarelas arquitecturas futuristas, vaticinios de túneles que llevan a dimensiones posibles. Túneles como tuberías de escape. Túneles mecánicos conformados por legos. Desarmables. Conductores a variaciones que metamorfosean en la fuga hacia sitios desconocidos.

La visión de los túneles de Rodríguez –cuevas distópicas– incita a repensar el recorrido del hombre a través de sí (¿la vida como un túnel? ¿el cuerpo como un túnel?), aunque no exista en sus pinturas el factor humano. Túneles vacíos, conductos, cañerías por donde corre la soledad de… ¿generaciones?, ¿artistas?, ¿países?

Dagoberto Rodríguez se graduó en 1994 del Instituto Superior de Arte en La Habana. A inicios de los noventa había integrado el grupo Los Carpinteros, cuyo origen se halla en la primera pragmática de DUPP (Desde Una Pragmática Pedagógica) bajo la batuta del maestro René Francisco. En aquella etapa, Dagoberto, Alexandre Arrechea y Marco Antonio Castillo Valdés sobresalieron por su interés común en la exploración del objeto como elemento pilar del discurso artístico (La sillaEl programadorLa mesa de correos).

Según comentara Dagoberto Rodríguez en una entrevista con el destacado curador, crítico y comisario de arte Jérôme Sans, su trabajo lo obligó a no permanecer en un solo sitio, a buscar sus herencias en otros escenarios, aunque todos sus movimientos se hicieran con un pie en La Habana:

“He tenido en mi carrera tres o cuatro grandes movimientos en los que han estado mis estudios. Primero en La Habana, después en Los Ángeles, en Nueva York estuvimos trabajando un tiempo, después en Brasil y luego aquí, en España, que es donde más tiempo he estado fuera de Cuba”.

Esta declaración nos revela el estado de transición del arte de Dagoberto Rodríguez, quien se mantiene atravesando fronteras físicas y connotativas. El arte del ir. Crear a extramuros. Desde la diáspora. En medio del túnel. Sin vueltas de cabeza. Donde queda la alternativa inminente de avanzar por la alucinación. La invención pictórica-mecánica de sistemas de conductos que desembocan en la provocación del pensamiento.

Viendo un túnel del artista (vía túnel-internet), monumental conducto color bermellón de Holanda (tramo que bien pudiera ser el fotograma de un filme de ciencia ficción o una atmósfera de Ray Bradbury), donde las cabezas de legos forman y techan la vía, emparedada por vigas gigantes, sentí una angustia similar a la que me provocan ciertas pinturas de la serie Nadie olvida nada, del argentino Guillermo Kuitca (Buenos Aires, 1961). Quizás porque el fragmento de túnel que vemos es sólo un minuto dentro del túnel. Pero… ¿cuánto hubo antes?, ¿cuánto falta para salir? La inmensidad aterra.

En el año 2019, Dagoberto Rodríguez, después de casi tres décadas colaborando con Los Carpinteros, decidió adentrarse en un túnel más personal –si bien no dejó de cumplir sus compromisos con el grupo–. En esta nueva exposición nos muestra un nuevo estadio de su carrera, el comienzo o final de otro período de avance. Un avance a solas por canales que llevan hacia sí o hacia ningún lado, pero siempre por medio del arte de desmembrar los límites: los suyos, los nuestros.

 

Katherine Perzant.

28/09/19

ABC Cultural: Manos a la obra

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FERNANDO CASTRO FLÓREZ

Tras disolverse el colectivo Los Carpinteros, que tantas obras lúcidas y lúdicas realizaron durante afios, Dagoberto Rodríguez, uno de sus miembros, revela que su imaginario sigue teniendo un excepcional filo crítico no exento de humor. Sabe de sobra que, en ocasiones, hay que «dejarse las manos» en el intento, y que lo mismo un tuit sobre la guerra de Siria que las letras de reguetón pueden ser elementos cruciales para dar cuenta de lo que nos pasa. Si los coches americanos «tuneados» en Cuba sirven comosoporte para una suerte de «tergiversación» de la retórica de las consignas politicas, una condecoración en forma de estrella puede materializarse en una especie de retorno de lo «zoológicamente reprimido». Todas las obras están realizadas en procesos colaborativos que revelan la resistencia a la autoria narcisista. Dagoberto modula una estética apropiacionista que no recae en la inercia de la duchampitis, ni tampoco se entrega al postureo radical que amenaza con cortarse la lengua para seguir dando la matracaen un delirante dia de la marmota. Se trata de fabricar obras que diserninan relatos sin apelar a la Historia (entendida está en el sentido tanto anticuario cuanto hegeliano). Acaso nuestro memorial tenga que tomar en consideración las contundentes letras del reguetón: en vez de los nombres de los caidos en Vietnam, tenemos la ocasión de hacer un frottage para aprender del perreo. Basta leer en letras cromadas el «Patria o Muerte» para comenzar a pensar que tenemos que conducirnos hacia otras cosas. De entrada hay que ponerse manos a la obra.

19/09/19

On Cuba News: Exposición de Dagoberto Rodríguez, exCapintero, en Madrid

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«Tus manos están bien» es el título de esta primera expo en solitario después de disuelto el tándem de artistas plásticos cubanos Los Carpinteros.

Dagoberto Rodríguez, la mitad del desaparecido tándem Los Carpinteros, da un paso adelante, por primera vez en solitario, con un trabajo que mantiene la mirada irónica de propuestas anteriores pero que da una vuelta de tuerca y disecciona el lenguaje, del reguetón al tuit.

Rodríguez disecciona el lenguaje, cómo se conforman los discursos sociales y gubernamentales y las redes sociales, en «Tus manos están bien», una exposición en Madrid inaugurada el 17 de septiembre hasta el próximo 28 de octubre en la galería IvoryPress.

El título de la exposición está extraído de un tuit sobre la Guerra de Siria, que recoge una conversación entre dos combatientes, uno acaba de perder las manos y su compañero le dice que todo está bien, que «sus manos están bien».

Este acto sobrecogedor, que se presenta como «un salmo religioso», ha sido plasmado por Rodríguez en un mosaico mural minuciosamente elaborado por artesanos marroquíes con la técnica de azulejaría árabe.

Y es que la colaboración artística sigue siendo parte consustancial de la obra y práctica artística de Rodríguez. «No concibo la creación si no es colaborando», argumenta en una entrevista con Efe.

Frente a la disección de este trágico momento, Rodríguez explora sus límites como artista y da un salto al vacío con «Reguetón», una pieza en la que extrae estrofas de canciones del género del reguetón, las descontextualiza y las graba sobre placas de granito en un guiño al Monumento a los Veteranos de Vietnam en Washington.

Frente al estereotipo y el prejuicio, las letras afloran con un sentido nuevo: «Sal de esa película. Que esto no es un cine. Tu dijiste fiesta. Ahora espera que termine».

«Podría dar una clase entera de reguetón», dice el artista, que ha dejado a un lado los prejuicios y se ha inmerso en los mensajes de este género cada vez más popular y que ha sido, por ejemplo, parte «fundamental» en la caída del gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló.

Dentro del espíritu colaborativo de su trabajo, Rodríguez reconoce que la crítica mexicana Diana Cuellar, que defiende el género musical y su implicación social, le ha servido de «soporte teórico» para el trabajo que presenta ahora.

«Tus manos están bien» también presenta una selección de sus «Emblemas», con los que reconstruye piezas de los míticos Cadillac con lemas de la Revolución cubana, y escenifica la contradicción capitalismo-comunismo de la isla.

La exposición engloba el último año y medio de trabajo de Rodríguez, más o menos desde la que ese dio a conocer la disolución del famoso tándem que formó durante 26 años junto a Marco Castillo, aunque reconoce, llevaban tiempo por separado.

No ha sido un cambio fácil, pero está contento con el resultado de esta «nueva etapa» que presenta hoy en Madrid, y que después viajará al Centro Atlántico de Arte Moderno en Las Palmas de Gran Canaria.

La obra de Rodríguez como miembro de Los Carpinteros está presente en algunas de las colecciones públicas y privadas de arte más destacadas del mundo, como la TATE Modern, el Pompidou, el MOMA o el MNCARS.

17/09/19

La Vanguardia: Dagoberto Rodríguez, exCarpintero, disecciona el lenguage en solitario – Celia Sierra

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Celia Sierra.

Madrid, 17 sep (EFE).- Dagoberto Rodríguez, la mitad del desaparecido tándem Los Carpinteros, da un paso adelante, por primera vez en solitario, con un trabajo que mantiene la mirada irónica de propuestas anteriores pero que da una vuelta de tuerca y disecciona el lenguaje, del reguetón al tuit.

Rodríguez disecciona el lenguaje, cómo se conforman los discursos sociales y gubernamentales y las redes sociales, en «Tus manos están bien», una exposición que se inaugura hoy en Madrid hasta el próximo 28 de octubre en la galería Ivory Press, capitaneado por Elena Ochoa.

El título de la exposición está extraído de un tuit sobre la Guerra de Siria, que recoge una conversación entre dos combatientes, uno acaba de perder las manos y su compañero le dice que todo está bien, que «sus manos están bien».

Este acto sobrecogedor, que se presenta como «un salmo religioso», ha sido plasmado por Rodríguez en un mosaico mural minuciosamente elaborado por artesanos marroquíes con la técnica de azulejaría árabe.

Y es que la colaboración artística sigue siendo parte consustancial de la obra y práctica artística de Rodríguez. «No concibo la creación si no es colaborando», argumenta en una entrevista con Efe.

Frente a la disección de este trágico momento, Rodríguez explora sus límites como artista y da un salto al vacío con «Reguetón», una pieza en la que extrae estrofas de canciones del género del reguetón, las descontextualiza y las graba sobre placas de granito en un guiño al Monumento a los Veteranos de Vietnam en Washington.

Frente al estereotipo y el prejuicio, las letras afloran con un sentido nuevo: «Sal de esa película. Que esto no es un cine. Tu dijiste fiesta. Ahora espera que termine».

«Podría dar una clase entera de reguetón», dice el artista, que ha dejado a un lado los prejuicios y se ha inmerso en los mensajes de este género cada vez más popular y que ha sido, por ejemplo, parte «fundamental» en la caída del gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló.

Dentro del espíritu colaborativo de su trabajo, Rodríguez reconoce que la crítica mexicana Diana Cuellar, que defiende el género musical y su implicación social, le ha servido de «soporte teórico» para el trabajo que presenta ahora.

«Tus manos están bien» también presenta una selección de sus «Emblemas», con los que reconstruye piezas de los míticos Cadillac con lemas de la Revolución cubana, y escenifica la contradicción capitalismo-comunismo de la isla.

La exposición engloba el último año y medio de trabajo de Rodríguez, más o menos desde la que ese dio a conocer la disolución del famoso tándem que formó durante 26 años junto a Marco Castillo, aunque reconoce, llevaban tiempo por separado.

No ha sido un cambio fácil, pero está contento con el resultado de esta «nueva etapa» que presenta hoy en Madrid, y que después viajará al Centro Atlántico de Arte Moderno en Las Palmas de Gran Canaria.

La obra de Rodríguez como miembro de Los Carpinteros está presente en algunas de las colecciones públicas y privadas de arte más destacadas del mundo, como la TATE Modern, el Pompidou, el MOMA o el MNCARS.EFE.

15/04/19

Garbos: Intersecciones No Casuales en Factoría Habana

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por 

LIANET HERNÁNDEZ
fotografía
ALBA LEÓN

Quienes se interesen por guardar datos curiosos del mundo artístico contemporáneo habrán apuntado, por ejemplo, que en la fecha inaugural de esta XIII Bienal de La Habana, el proyecto colectivo liderado por la prestigiosa curadora Concha Fontenla reunió, en la misma sala, las obras individuales de tres cubanos que juntos hicieron leyenda. Desde 1991 Marco A. Castillo, Dagoberto Rodríguez y Alexandre Arrechea se hicieron mundialmente conocidos como Los Carpinteros. En 2003 Arrechea decidió continuar su camino independiente y aunque los dos primeros todavía sostienen su carrera en común, muy pocas veces ha podido disfrutarse el trabajo individual de cada uno en una misma exposición.

Intersecciones, inaugurada en Factoría Habana, ofrece este placer a los espectadores. El ex Carpintero muestra la segunda parte de El rostro de la nación, la obra que inauguró en el Estudio Figueroa Vives y que continúa el discurso visual del video mostrado en aquella ocasión, pero esta vez en dimensiones instalativas. De hecho, la muestra en general se basa en instalaciones y así también lo hacen Marco y Dagoberto con sus obras Gabriel y la serie Emblemas, respectivamente, ambas del año 2018.

El discurso curatorial de Intersecciones se teje en torno al conceptualismo, y por la parte cubana lo completan las piezas de otros pesos pesados dentro de las artes visuales en la Isla como Carlos Garaicoa, Antonio E. Fernández (Tonel) y José A. Toirac, este último Premio Nacional de Artes Plásticas 2018. Además, es posible ver obras de Fernando Rodríguez, los hermanos Yoan e Iván Capote, así como de Rafael Villares, un joven ya bien instaurado en los circuitos del arte cubano y quien acostumbra mostrar creaciones que implican la interacción directa con el público.

Aunque los cubanos sustentan el eje central, la muestra no se limita únicamente a ellos. Dividida en tres momentos de interpretación no jerárquicos, sino únicamente delimitados por los tres niveles de exhibición que ofrece Factoría Habana, Intersecciones incluye en un segundo espacio a los artistas latinoamericanos. Aquí se destaca una intención curatorial más marcada hacia la relación con otras manifestaciones como la arquitectura o el diseño y los espectadores pueden disfrutar de las propuestas de la mexicana Lucila Aguilar y su magnífico trabajo con el bambú, así como de los muebles emblemáticos de los cubanos Gonzalo Córdoba y los de Luis Ramírez. También se incluyen las piezas del dúo Andrés Klimek y Sergio Donis, los videos de Amor Muñoz, así como las obras de Clara Porset y Gustavo Pérez Monzón, ambos cubanos.

 

Con este último, quienes anoten datos curiosos podrán advertir otra vez un detalle nada casual. Desde hace más de tres décadas, Monzón radica en México. Su obra fue una de las más importantes dentro de la famosa exposición Volumen I en los años ochenta, pero había desaparecido de Cuba hasta que en la pasada edición de la Bienal una gran muestra retrospectiva en el Museo de Bellas Artes lo devolvió hasta Cuba. Para esta Bienal Monzón regresa en la muestra curada por Concha Fontenla y lo hace con una obra que rompe con su tradición plástica, aunque se mantiene su base conceptual. Se trata de Snapseed #1, #2 y #3, de 2019, un dibujo bordado y tejido sobre lienzo y colocado a manera de tríptico.

En un tercer momento de la muestra se ubican los artistas africanos Ayọ̀ Akínwándé (Nigeria) y Athi-Patra Ruga(Sudáfrica), con curaduría independiente de Isabel Moura Mendes y Natalia Palombo. La muestra en particular de estos importantes artistas africanos que por primera vez llegan a Cuba y a América Latina se titula Inside Out y abarca una gran representación de esculturas, videoarte e instalación. Se trata de dos representaciones individuales sobre la situación política y social del continente africano, así como las formas de enfrentar y reproducir esa realidad tanto de manera personal, como a través de los medios de comunicación.

Intersecciones, además de construir su discurso entorno al conceptualismo cubano y los puntos en común que este ofrece con otras poéticas de creación, pone fin a una trilogía iniciada a mediados del 2018 como work in progress y que concluye ahora su ciclo de interpretaciones.